1. LA UVA

Vid (vitis vinifera). Los frutos están formados por escobajos o raspones y uvas o granos. Para hacer vino blanco se utiliza sólo el vino del mosto o lo más limpio posible, mientras que para el tinto se hace fermentando ese jugo junto con los hollejos y las pepitas.
Desde la invasión de la filoxera se cultiva la vid mediante injerto de las variedades tradicionales sobre patrones de vides americanas. Para hacer crianzas y reservas s necesitan uvas que proporciones abundantes tanino (sustancias de la piel que proporcionan cuerpo y astringencia) y pigmentos estables en el futuro vino; para producir vinos jóvenes, estas características no son necesarias y su la frutosidad.
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2. COMO SE HACE EL VINO

Recogida de la uva en esportones, cajas o remolques, pero evitando que la uva se machaque en el transporte con el fin de no generar fermentaciones no deseadas.
La temperatura que alcanza la vendimia influye directamente en la temperatura del mosto cuando empieza a fermentar. Si se puede cosechar por la mañana, temprano, mejor. A temperatura baja no se estimula el arranque fermentativo producido por levaduras naturales.
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3. TRATAMIENTO DE LOS MOSTOS

Es conveniente realizar un análisis a la pasta y al mosto para conocer qué características tienen y poder efectuar alguna corrección. Las dos modificaciones que más se realizan son la corrección del grado y la corrección del acidez. Las sustancias mayoritarias en el mosto son los azúcares y los ácidos. Su corrección se realiza aumentando su contenido natural y añadiendo casi el mismo producto que se encuentra en la uva.
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4. VINIFICACIÓN EN TINTOS Y CLARETES

La causa fundamental de fermentar los tintos en presencia de los hollejos es que ahí es donde se encuentra el color. Es durante la fermentación cuando se extrae ese color y pasa al mosto-vino. Las uvas tintas fermentadas sin apenas contacto con los hollejos producen vinos rosados.
También se extraen de los hollejos aromas y taninos. El punto más alto de coloración del mosto-vino se logra a los 6/8 días en una fermentación con una temperatura no alta; si es alta, se reduce el número de días. Si el vino se va a destinar a vino del año, con 3/4 días es suficiente. Si se el vino se destinase a crianza en barrica de roble, sí que interesa que tenga muchos taninos, ya que favorecen la conservación del vino, se suavizan con el paso del tiempo y se armonizan con los aromas de la madera. Los orujos no se prensan hasta una vez concluida la fermentación.
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5. LA CRIANZA

El método más extendido es el bordelés, que distingue en la crianza dos fases: envejecimiento en barrica y en botella. El tiempo variará según el vino que se desee lograr.
La crianza ideal se consigue con temperaturas estables de 12º C en invierno y de 16º C en verano, con una humedad relativa que oscile entre el 70 y el 80%. Además, la estancia de envejecimiento no debe tener ruidos ni olores. la temperatra máxima que debemos tolerar es de 20º C y la mínima, de 8º C.
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